En esta historia la inspectora Annika Kaunda regresa precipitadamente de Nápoles, donde estaba de vacaciones con su pareja y su hija adoptiva, para ocuparse de un doble caso.
Por un lado, el asesinato del dueño de una bodega, y por el otro, la desaparición de una niña rumana, integrante de un grupo que trabajaba para la bodega.
En Italia, su pareja, Bruno, va a descubrir un secreto familiar, celosamente guardado, que les cambiará la vida a ambos.
Así que la novela tiene dos tramas paralelas que se entrecruzan, la del sector vinícola y la mafia italiana.
La novela es entretenida, pero es necesario haber leído las anteriores de la saga para poder identificar a la mayoría de los personajes, sobre todo los secundarios.
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