Estamos en pleno siglo X. Abderramán III es derrotado en la batalla de Simancas por el rey Radamiro y en la huida pierde, entre otras propiedades, su querido y valioso Corán.
Para intentar recuperarlo consiente entablar negociaciones de paz con los odiados cristianos y con ese fin sale, camino de la corte de León, una delegación árabe en la que, entre otros, viajan varios arzobispos mozárabes y un judío, principal negociador, que goza de la total confianza del califa.
Por parte de los cristianos, en su delegación, viaja la ex-reina Goto, ahora abadesa, que intentará llevar a tierras cristianas las reliquias del mártir San Paio.
Una pequeña lección de historia que sería bastante más interesante si el autor no se perdiera tanto por vericuetos místicos y orográficos.