En esta tercera entrega Elena Greco, convertida en escritora, se licencia, se casa y tiene dos niñas.
Lina Cerullo vive con su hijo y con Enzo. Tiene un trabajo muy precario en una fábrica de mortadela, pero luego consigue prosperar.
Aquí las dos amigas, aunque mantienen el contacto, se van distanciando y la vida les va llevando por sendas que van debilitando su amistad, sin llegar a cortar en cordón que las une.
Pero el pobre barrio napolitano del que proceden sigue estando presente de alguna manera en sus vidas y también, cómo no, los hermanos Solara.
Interesante como las dos anteriores, se centra, principalmente, en las desigualdades sociales, la explotación de la clase obrera y su lucha por salir adelante y la evolución de la presencia, cada vez más activa, de la mujer en la sociedad.