Holly es la protagonista indiscutible de esta pequeña novela.
Lleva una vida de vértigo rodeada de gente rica, sobre todo del género masculino, y va de fiesta en fiesta, fiestas que también hace en su casa, un pequeño apartamento de un barrio acomodado de Nueva York en el que vive junto a un gato sin nombre.
Pero aunque la apariencia es de total frivolidad, Holly es, en realidad, un alma herida que busca su lugar en el mundo.
Una pequeña obra maestra con descripciones breves y certeras, diálogos frescos y una historia que fluye con gran ligereza.
No me puedo resistir a poner un ejemplo de la maestría del autor.
" Cuando encontró lo que buscaba, unos zapatos de lagarto, tuvo que buscar una blusa, un cinturón, y me dio que pensar largamente que, pese a todo aquel desbarajuste, consiguiese al final el resultado apetecido: un aspecto de persona mimada por la vida, serenamente inmaculado, como si la hubiesen estado cuidando las doncellas de Cleopatra."