Ambientada en Inglaterra a principios del siglo XIV nos relata el viaje de un variopinto grupo de personajes, a cual más raro, agrupados por pura necesidad sin otro objetivo aparente que escapar de la peste que rápidamente se va extendiendo por todo el país.
Forman el grupo Narigorm, una extraña niña albina que lee las runas, el juglar Rodrigo y su alumno Jofre, la silenciosa curandera Pleasance, el pendenciero mago Zophiel, la pareja formada por los jóvenes Osmond y Adela, ella en avanzado estado de gestación, el contador de historias Cygnus, que en vez de un brazo tiene un ala de cisne y el personaje que narra la historia, Camelot, que se dedica a la venta de reliquias.
Todos tienen oscuros secretos que se van desvelando a lo largo de la historia.
Un libro super-entretenido y super-interesante.
Este libro cuenta varias historias entrelazadas de las que destacan dos, la de Elías Gil, hijo de un minero asturiano, gran héroe de la resistencia contra el fascismo y dirigente comunista que vivió tiempos muy duros, hasta el extremo de llegar a perder el norte y la de su hijo, Gonzalo Gil, abogado de discreto prestigio que vive atrapado en una vida que no le satisface y al que la muerte de su hermana, inspectora policial, unida a otros acontecimientos que se van produciendo simultáneamente en su vida, hace que tenga que resolver las cuentas que dejaron pendientes su padre y su hermana, deudas y rencores antiguos que se han ido enquistando a lo largo de los años.
Aunque me gusta como escribe Víctor del Árbol, esta historia se me hizo demasiado larga y farragosa, creo que un poco más corta se leería mejor y no perdería nada importante.
No vale para corazones muy sensibles.
El protagonista y narrador es un hombre de origen humilde que fue adoptado por una pareja de millonarios y estudió en la Universidad de Harvard, donde fue reclutado para los servicios secretos de Estados Unidos, llegando a ser uno de sus mejores agentes.
Desencantado de su vidas, abandona el servicio activo y cree que ha borrado toda su vida de agente, pero es descubierto por un agente de la policía de Nueva York, héroe del atentado de las Torres Gemelas, y su esposa.
El policía le pide ayuda para resolver un extraño crimen perpetrado en un lúgubre hotel de Manhattan y, a raíz de esa investigación, la novela se vuelve aún más interesante y nos lleva por medio mundo para intentar, de la mano del ex-agente, evitar un atentado de consecuencias imprevisibles.
Muy entretenida, de principio a fin, aunque es muy pro-americana, hasta el extremo de justificar los crímenes efectuados por el protagonista.
Otra pega que le encuentro es que , a veces, fuerza mucho las "casualidades" para encajar la trama.
Un libro largo que se lee muy bien.
